Para generar la presión, el turbocargador usa los gases de escape que salen del motor y hacen girar la turbina de escape, la cual está conectada por un eje a la turbina compresora. La turbina en un turbocargador tiene velocidades de hasta 150.000 rpm lo que genera unas temperaturas altísimas, tan altas que la carcaza de la turbina de escape del turbo llega a ponerse al rojo vivo.
La única forma de aumentar la potencia de un motor es incrementar la cantidad de aire y gasolina que se quema en los cilindros. Por esto se habla de la cilindrada de un vehículo que está directamente relacionado a su potencia. A mayor cilindrada, mayor el caballaje, pero al tener cilindros más grandes o mayor cantidad, se aumenta el peso. Con el turbo se logra llenar los cilindros con más aire sin cambiar el tamaño de los mismos.
La cantidad de presión que normalmente genera un turbo es de 6 a 8 psi, (libras por pulgada cuadrada) y la presión atmosférica es de 14.7 psi a nivel del mar, lo que quiere decir que 50% más aire es inyectado al motor y por lo tanto se espera obtener 50% más potencia, pero en la realidad el resultado es un 30% a 40%. Esta disminución se debe a situaciones que reducen la fuerza del motor, como los gases de escape que generan una restricción al momento de pasar por el turbo.El turbo en la altura, se convierte en un compensador de altura. Por ejemplo en Quito los turbos pierden hasta un 30% de su potencia y el turbo viene a compensar esta deficiencia. Con el beneficio adicional de que los vehículos a diesel con turbo contaminan mucho menos que los aspirados naturalmente.
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